Un festival que une generaciones a través del sabor
El jardín principal de Purísima del Rincón se transformó en un gran comedor al aire libre durante la séptima edición de Purísima de Mil Sabores, una jornada dedicada a celebrar la riqueza culinaria, la identidad comunitaria y la tradición gastronómica de Guanajuato. Con la participación de 68 expositores, el evento no solo fue un deleite al paladar, sino también un espacio de convivencia y conexión entre familias, visitantes y productores locales.
El Presidente Municipal, Roberto García Urbano, recordó que esta fiesta comenzó hace nueve años, aunque la pandemia obligó a pausar el calendario. Hoy, con más fuerza que nunca, el festival regresa como símbolo de unidad. “Se crece como comunidad, se disfruta en familia y se va más allá del festival sustentable”, afirmó. La apuesta por fortalecer esta celebración no es solo turística, sino también social y emocional.
Desde las tradicionales enchiladas con cecina y salsa picante, hasta crepas, tacos, gorditas, chiles en nogada y dulces de membrillo, cada platillo fue una historia servida en plato. El sabor de cada municipio vecino se concentró este fin de semana en un solo punto del estado: Purísima del Rincón.
Gastronomía, identidad y comunidad en un solo lugar
La directora de Productos Turísticos del Estado, Frida Ximena Huett López, reconoció que el evento ha logrado consolidarse como un referente gastronómico regional. “La gente regresa una y otra vez a participar, a vender o simplemente a disfrutar, porque saben que Guanajuato sí sabe”, expresó con entusiasmo.
El enfoque sustentable, la accesibilidad para todas las familias, los precios justos y la inclusión de juegos, actividades para niños y exhibiciones artesanales, hicieron que esta edición brillara con autenticidad. Comerciantes como César Ricardo Becerra reconocieron el impacto positivo del festival en la economía local: “Purísima ha puesto todo el empeño por hacer grande este evento”.
Además de los sabores, hubo espacio para la diversión: juegos mecánicos, talleres, artesanías y hasta la participación del equipo Magos de Fútbol, quienes ofrecieron clínicas para los más pequeños. Sin duda, Purísima de Mil Sabores volvió a demostrar que cuando la comida se sirve con alma, la comunidad entera se sienta a la mesa.